Es una infección del tracto digestivo ocasionada por bacterias, virus o parásitos, cuyo principal síntoma es la diarrea. Esto refiere la deposición tres o más veces al día de heces sueltas o líquidas.
La diarrea suele durar varios días y, de acuerdo a su frecuencia, puede privar al organismo de agua y sales necesarias para la supervivencia. Son más frecuentes en verano debido al clima que favorece la diseminación de las bacterias que las provocan y con las altas temperaturas aumenta el riesgo de deshidratación.
Los niños malnutridos o inmunodeprimidos son los que presentan mayor riesgo de enfermedades diarreicas potencialmente mortales. De hecho, son la segunda causa de muerte en niños menores de cinco años, a nivel mundial.
La mayoría de las personas que fallecen por enfermedades diarreicas, en realidad mueren por una grave deshidratación y pérdida de líquidos.
Los síntomas aparecen dentro de 5 a 48 horas: dolores abdominales, diarrea, náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos, cefalalgia, mialgia.
Los variados agentes infecciosos causantes de la diarrea se transmiten habitualmente por la vía fecal-oral, es decir, a través de la ingesta de agua o alimentos contaminados con materia fecal o mediante la contaminación directa de las manos u objetos utilizados diariamente.
La infección es más común cuando hay escasez de agua segura para beber, cocinar y lavar.
Las enfermedades diarreicas también pueden transmitirse de persona a persona, en particular en condiciones de higiene personal deficiente. Los alimentos elaborados o almacenados en condiciones antihigiénicas son otra causa principal de diarrea.
Los alimentos pueden contaminarse por el agua de riego si ésta no es segura. También pueden ocasionar enfermedades diarreicas el pescado y marisco provenientes de aguas contaminadas.
Las dos causas más comunes de enfermedades diarreicas son los rotavirus y la bacteria Escherichiacoli.
Entre los alimentos más frecuentemente asociados con la gastroenteritis están: el agua no segura, pescados o mariscos provenientes de aguas contaminadas, y todos los alimentos contaminados con heces, mal lavados o lavados con agua contaminada.
Si la persona afectada pertenece a los grupos de riesgo (niños menores de 5 años, adultos mayores de 60 años, personas enfermas y/o mujeres embarazadas), buscá asistencia médica inmediata. Si los síntomas son muy violentos o persistentes, aunque la persona afectada no pertenezca a un grupo de riesgo, buscá igual asistencia médica.
Si sobró alguna porción del alimento sospechoso, envolvela, marcala claramente con la palabra PELIGRO, y conservala (refrigerada o congelada, según la naturaleza del producto) guardá el envase, rótulo, etc.
Registrá fotografiando todas las caras del producto (si es envasado) junto a la información disponible: tipo de alimento, fecha de vencimiento y lote del producto. Además, anotá fecha y hora de consumo, inicio de los síntomas y cuáles fueron. Conservá cualquier alimento idéntico que no se haya abierto o consumido.
Si no tenés acceso al alimento sospechoso porque no quedaron restos, fue servido durante una reunión o procedía de un restaurante u otro servicio de comidas, registrá toda la información posible: lugar, fecha y hora de consumo, inicio de los síntomas y cuáles fueron.
En todos los casos, luego comunicate con el Área de Alimentos de tu localidad y efectuá la correspondiente denuncia.