La Listeriosis es una infección grave causada por consumir alimentos contaminados con la bacteria Listeria monocytogenes.
La enfermedad afecta principalmente a personas de edad avanzada, mujeres embarazadas, recién nacidos y adultos que tienen el sistema inmunitario debilitado. Sin embargo, también puede afectar a las personas que no presentan estos factores de riesgo.
Los síntomas aparecen de 3 a 70 días, usualmente 4 a 21 días: fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, aborto, meningitis, encefalitis y sepsis.
La Listeria monocytogenes es una bacteria de las más destacadas durante la época de verano. Posee capacidad de crecimiento, aún en refrigeración.
Puede transmitirse a los humanos a través de la ingesta de alimentos contaminados en cualquier fase de la cadena alimentaria: durante la producción primaria, el procesamiento, la distribución y preparación para el consumo.
La Listeria monocytogenes se encuentra en el suelo y en el agua. Las verduras se pueden contaminar con la tierra o el estiércol utilizado como fertilizante. Los animales pueden tener la bacteria sin que parezcan enfermos y pueden contaminar sus derivados, como carnes o productos lácteos.
Esta bacteria sobrevive a temperaturas de refrigeración (3 ºC o menos) y es ligeramente más resistente al calor que otras bacterias, ya que crece a temperaturas altas como 45 a 50 ºC. No sobrevive a la pasteurización o a un tratamiento térmico equivalente. La Listeria monocytogenes crece a altas concentraciones de sal (mayores a 10%). La congelación parece causar un efecto perjudicial menor en el microorganismo.
Existen animales que, aun sin presentar síntomas, son "portadores" de la bacteria en sus intestinos, pudiendo resultar contaminados los productos cárnicos y lácteos que de ellos se obtengan. Los alimentos que más frecuentemente se han visto involucrados en los brotes de enfermedad son: fiambres y embutidos a base de carnes y aves portadores de la bacteria, lácteos elaborados con leche sin pasteurizar, vegetales crudos, pescados crudos y ahumados.
Si la persona afectada pertenece a los grupos de riesgo (niños menores de 5 años, adultos mayores de 60 años, personas enfermas y/o mujeres embarazadas), buscá asistencia médica inmediata. Si los síntomas son muy violentos o persistentes, aunque la persona afectada no pertenezca a un grupo de riesgo, buscá igual asistencia médica.
Si sobró alguna porción del alimento sospechoso, envolvela, marcala claramente con la palabra PELIGRO, y conservala (refrigerada o congelada, según la naturaleza del producto) guardá el envase, rótulo, etc.
Registrá fotografiando todas las caras del producto (si es envasado) junto a la información disponible: tipo de alimento, fecha de vencimiento y lote del producto. Además, anotá fecha y hora de consumo, inicio de los síntomas y cuáles fueron. Conservá cualquier alimento idéntico que no se haya abierto o consumido.
Si no tenés acceso al alimento sospechoso porque no quedaron restos, fue servido durante una reunión o procedía de un restaurante u otro servicio de comidas, registrá toda la información posible: lugar, fecha y hora de consumo, inicio de los síntomas y cuáles fueron.
En todos los casos, luego comunicate con el Área de Alimentos de tu localidad y efectuá la correspondiente denuncia.