CONSUMO
SEGURO
DE PESCADOS

Por su composición, el pescado es muy susceptible a sufrir alteraciones que se hacen perceptibles de forma inmediata y nos indican que no debemos consumirlo.

Para corroborar que esté en buenas condiciones, debemos tener en cuenta lo siguiente:

  •   Adquirí pescados y alimentos derivados en negocios o establecimientos habilitados y que se encuentren en buenas condiciones de higiene.
  •   Adquirí pescados congelados, correctamente envasados y totalmente rígidos.
  •   Una vez descongelados, el pescado y sus derivados deben consumirse. No podés volver a congelarlos.
  •   Corroborá que los pescados frescos mantengan la cadena de frío en heladeras o recipientes con hielo.
  •   Comprá productos rotulados, y en caso de enlatados, no deben estar abollados, oxidados o hinchados.
  •   Si vas a consumir empanadas ya cocidas, verificá que las mismas estén conservadas en frío. Al momento de consumirlas, calentalas completamente.
  •   Separá los pescados y mariscos crudos de aquellos productos listos para consumir mientras realizás las compras, en la heladera y durante la elaboración de los alimentos en el hogar.
  •   Si vas a elaborar empanadas para la venta, adquirí las materias primas en establecimientos habilitados y exigí la documentación correspondiente para su comercialización.
  •   Cocina completamente los alimentos que vas a consumir.

CARACTERÍSTICAS DE UN PESCADO FRESCO

NO debemos consumir pescado cuando:

  •   Tenga una consistencia blanda y floja. Una forma de comprobar esto es hacer presión con los dedos y ver si las marcas persisten.
  •   Presente pérdida del brillo metálico de la piel y formación de una viscosidad pegajosa sobre la superficie.
  •   Los ojos estén hundidos.
  •   Las branquias se tornen de color gris y negro verdoso.
  •   Tenga olores extraños o anormales.
  •   Estén expuestos al sol o al aire libre.

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