Por su composición, el pescado es muy susceptible a sufrir alteraciones que se hacen perceptibles de forma inmediata y nos indican que no debemos consumirlo.
Para corroborar que esté en buenas condiciones, debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Adquirí pescados y alimentos derivados en negocios o establecimientos habilitados y que se encuentren en buenas condiciones de higiene.
- Adquirí pescados congelados, correctamente envasados y totalmente rígidos.
- Una vez descongelados, el pescado y sus derivados deben consumirse. No podés volver a congelarlos.
- Corroborá que los pescados frescos mantengan la cadena de frío en heladeras o recipientes con hielo.
- Comprá productos rotulados, y en caso de enlatados, no deben estar abollados, oxidados o hinchados.
- Si vas a consumir empanadas ya cocidas, verificá que las mismas estén conservadas en frío. Al momento de consumirlas, calentalas completamente.
- Separá los pescados y mariscos crudos de aquellos productos listos para consumir mientras realizás las compras, en la heladera y durante la elaboración de los alimentos en el hogar.
- Si vas a elaborar empanadas para la venta, adquirí las materias primas en establecimientos habilitados y exigí la documentación correspondiente para su comercialización.
- Cocina completamente los alimentos que vas a consumir.